domingo, 27 de abril de 2008

¿Quién ayuda a quién?


No es nada nuevo que a la creación de un grupo le acompañe un lanzamiento publicitario que le dé a conocer, pero tampoco lo es que al nacimiento de un nuevoproducto en el mercado, anunciado por televisión, le acompañe una melodía que facilite su identificación. Esta retroalimentación entre publicidad y música es actual y efectiva, una ayuda mutua que bien estudiada puede dar una perfecta combinación.



"El 90% de los anuncios de televisión tienen algún tipo de música. Ese simple dato muestra lo imprescindible que es para la publicidad contar con un acompañamiento musical", dice en su último libro sobre Fernando Montañés. No se trata sólo de los llamados jingles, esa música pegadiza , creada específicamente para el producto, que suele describir sus cualidades y nombrar la marca repetidamente para lograr su identificación con la melodía, la cual el consumidor acaba tarareando posteriormente casi de manera inconsciente. También se habla de la utilización de canciones ya existentes, de música accidental , logos musicales, o del doble éxito de lanzar a la vez un producto y una nueva canción o formación musical, estrategia que siguió durante años la marca Pepsi dando a conocer su bebida a través de la campaña “Generation Next” donde se descubrieron a grupos noveles como Deviot.
Según Arturo López, director creativo de Young & Rubicam, y responsable de varias de las campañas de Telefónica, uno de los anuncios que más éxito tuvo y que relanzó la importancia de esta unión entre música y publicidad fue “Viaje”, para Movistar, con la canción “Ain’t no mountain high enough”. Asegura también que el éxito se debió en parte a la investigación musical de su equipo y su intuición por apostar por músicas que sean reconocibles para su público. Lo cierto es que vista la evolución posterior de los anuncios de Movistar la estrategia sigue siendo de lo más fructífera, hasta el punto de que podrían paradójicamente hacer un CD con las músicas utilizadas en sus anuncios y sería un número uno en ventas.
Los expertos se plantean ya una dependencia entre ambos elementos, cada vez más estrecha. En un principio dicen que costaba convencer a los artistas para usar su música para una promoción publicitaria, mientras que ahora son en muchos casos ellos mismos quienes lo desean. Seguramente en un futuro muy próximo ( si es que ya no lo hace) no se pueda entender un anuncio sin música, ni una banda sin un mínimo de promoción, y entonces sólo “habrá que esperar que llegue el equilibrio” (J. Montañés) donde uno no destaque por encima del otro y se entienda como un todo indivisible, pues la música también sirve para venderse y vender lo que ella no es.

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